Este invierno me incomodó que los intereses comerciales de las salas de cine de mi ciudad no se ajustaran a los míos y no me dieran ocasión ni tiempo para ver en la gran pantalla la película hispano-lituana "Silencio en nieve", dirigida por Gerardo Herrero.
Me movía un gran interés, ya que se basa en una estupenda novela de Ignacio del Valle, un escritor ovetense experimentado y de los realmente buenos.
La novela se titula "El tiempo de los emperadores extraños" y yo seguía la marcha del rodaje de la película y su fecha de estreno por la prensa y los comentarios del autor en facebook y en su blog.
Cuando dejaron de exhibir el filme en las salas gijonesas, comenté con Nacho mi fastidio, y él se mostró resignado: ya se sabe cómo es el mercado.
Pues hace unos días pude resarcirme y disfrutarla.Y me gustó. Me gustó mucho. Me entretuvo y me estimuló su desarrollo y desenlace. Ya había disfrutado con la novela y valorado la valentía del autor para enfocar un tema tan poco tratado, en una España repleta de clichés, como la vida de los voluntarios de la División Azul que en el año 1943 combatieron junto a las tropas alemanas en el frente de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de una película basada en una novela negra desarrollada en un ambiente bélico pero con los elementos de intriga y con la tensión de las historias de asesinos en serie.
El filme anima a estar atento para no perderse ningún detalle importante de una historia inquietante donde muchas cuestiones no se dicen, únicamente se sugieren.
Alejada del maniqueísmo con que resuelven las películas españolas este periodo de la historia, se muestra la realidad de unos seres humanos desmoralizados y con el cuerpo y el alma congelados por un frío inaudito para unos españoles que se ven atrapados en parajes inhóspitos demasiado alejados de su terruño y envueltos en situaciones extremas derivadas de tan tremendo contexto histórico y político. La miseria cotidiana, los demonios internos, el dolor del corazón por arrepentimiento... el factor humano, una vez más.
He encontrado impecable la actuación de los actores principales, Juan Diego Botto -¡cómo aumenta su calidad en cada papel que interpreta!- y Carmelo Gómez -¿qué voy a descubrir de él, a estas alturas?. Son personajes creíbles y bien caracterizados.
¿Y el frío que se percibe? Traspasa la pantalla y nos hiela a los espectadores. Soy "una friolera profesional" y pocas circunstancias consigo imaginar para mi más duras que sobrevivir a veinte grados bajo cero...
Enhorabuena, Nacho. Debes estar muy orgulloso del resultado de una adaptación que facilita a mayor cantidad de público acceder a tu historia.
Estaré en la presentación de tu nueva novela "Busca mi rostro" cuando tu gira de promoción te traiga a Gijón. Pienso deleitarme con su lectura en mis vacaciones de verano. Me han hablado muy bien de ella, pero, aún sin recomendaciones, le supongo a priori una gran calidad por ser producto de tu talento.
