"La de Bringas" es una de las novelas que elevaron a su autor, D. Benito Pérez Galdós, a la categoría de clásico imprescindible y lo convirtieron en uno de los más grandes. Fue publicada en 1884 y es una de sus llamadas "novelas contemporáneas".
Galdós es una de mis debilidades literarias. Creo que es imposible no valorar, objetivamente, obras como "Tormento", "Marianela", "Doña Perfecta", "Miau", "Fortunata y Jacinta", etc... Son tan completas en tantos aspectos que cualquier lector encuentra algo de su gusto en sus textos, opino yo.
Algunos críticos consideran que "La de Bringas" es su mejor libro, pero yo no os lo recomiendo, lectores míos, por su evidente calidad, sino por su vigencia en los tiempos que corren.
Trata de la historia vital de una mujer vanidosa, superflua, que vive de las apariencias, como muchas personas que cualquiera de nosotros conocemos hoy en día (mujeres u hombres, eso da igual).
Inspirado e influido por el Naturalismo de autores como Emile Zola, Galdós refleja el conjunto de la sociedad del tiempo que le tocó vivir, desde la aristocracia hasta los sirvientes pasando por los burócratas y burgueses.
A pesar de que ya han pasado desde su escritura más de 120 años, hay aspectos sociales -humanos, diría, más bien- que se mantienen inamovibles: la novela relata la vida en un barrio rico en el siglo XIX y muestra como, en un momento de dificultad económica generalizada entre la clase burguesa y trabajadora (como hoy en día) muchas personas que viven pendientes de las apariencias (como hoy en día) prefieren sufrir las consecuencias fatales a que las conduce su despilfarro antes que mostrar su debilidad económica (como hoy en día). Continúan con una fachada y superficialidad que a nada bueno les conduce y que los aboca aún a mayor sufrimiento por la ruina que les espera (como hoy en día). Pretenden cegar con sus oropeles a sus conciudadanos pero no lo consiguen...
La universalidad intemporánea de la estupidez humana: la vanidad, la presunción (también como hoy en día)... Las telarañas en la despensa invisibles a ojos los vecinos a cambio de vistosos encajes pagados a plazos...
Vivir "entrampiaos", como decimos en asturiano... Mirad a vuestro alrededor, queridos lectores, estéis donde estéis, ¿verdad que conocéis casos concretos similares a éstos?
Lo único malo de semejante perpetuidad es la duda que nos genera en los contemporáneos: ¿realmente una crisis como la actual, el tocar fondo, no nos enseñará lo que realmente importa? ¿No conseguiremos a pesar de todo, poner los pies en la tierra, enfocar lo importante, dejarnos de insensateces que a nada conducen salvo a producir mayor frustración? ¿No conseguiremos mejorar y hacernos más solidaros...
Juro que espero equivocarme...
