Ya se lo preguntaba el Fausto de Goethe: ¿sería mejor dejar a Margarita feliz e ignorante o proporcionarle más conocimientos y, con ellos, mayor infelicidad?
La novela que da título a esta entrada, "Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos", de Rodrigo Muñoz Avia, se plantea, en cierto modo, lo mismo. Su protagonista, Rodrigo, se considera un hombre feliz hasta que un psiquiatra prende en él la duda de si la felicidad no es más que una convención que carece de sentido.
Es una novela chispeante, divertida -hilarante, mejor-, desternillante, que analiza el alma moderna y la imposición social de la felicidad. ¿Es acaso posible que nos sintamos infelices por el simple hecho de no sentirnos felices? El protagonista se plantea cientos de preguntas de este tipo desde que un psiquiatra le hace dudar y el mundo se le viene encima.
"Los monjes budistas, los eremitas, las personas capaces de dedicarse a la vida contemplativa consideran que la máxima pureza y la máxima profundidad se alcanzan con la máxima sencillez"..., pero eso no es lo que le plantean varios psiquiatras y psicólogos (¿qué diferencia a unos de otros?, ¿para qué existen los psicólogos si los psiquiatras son más completos? ¿para qué llevan bata blanca en las consultas si las depresiones no pueden salpicarles la ropa? ¿por qué escriben las recetas como si fueran sismógrafos?)...
Rodrigo deambula entre profesionales que además de saquearle la cartera se mueren de gusto cuando creen encontrar en él una prueba para alguna de sus "inteligentes" teorías.
Recomendable, muy encomiable, esta divertida novela. ´
Quizá sería más acertado simplificar las cosas en nuestro día a día, ¿no?
